Patria chica: Valle de Turano

La historia de Andrea

Imagina un lugar maravilloso que es exactamente donde siempre has querido vivir y tener la oportunidad de compartirlo con personas que tienen los ojos adecuados para apreciarlo. Sería increíble, ¿verdad?

Esto es lo que me ocurrió primero en mi vida personal y luego en el proyecto "Pequeñas patrias". De hecho, hace tres años decidí dejar la caótica Roma por La Valle del Turano y Paganico Sabino, viniendo a vivir a una magnífica casa que domina el "Fiordo del Turano" exactamente como era en todos mis dibujos de niño. Es un lugar suspendido entre masas de agua y montañas donde los pueblos y las casas son huéspedes de la naturaleza virgen.

Vista desde Castel di Tora

Un lugar donde el tiempo se ha detenido entre castillos medievales, casas de piedra, pequeñas fuentes y llaves pegadas a las puertas. Un lugar donde aún se puede degustar comida con sabor antiguo y genuino, donde se puede pasear entre bosques y montañas o donde uno puede dejarse arrullar por un barco sobre aguas tranquilas y transparentes.

En este maravilloso entorno, primero aprendí a vivir de nuevo en el tiempo de las estaciones y luego elegí el camino de compartir. Elegí compartir todo esto, primero creando La Casa sul Fiordo y después abrazando el proyecto Piccole Patrie.

Castillo Rocca Sinibald

Es lo que yo llamo un "pequeño vistazo", es decir, la oportunidad que se da a la gente de sumergirse durante unos días en un mundo que a menudo es muy diferente del suyo cotidiano. De hecho, uno tiene la oportunidad de saborear un modo de vida diferente, relajándose, ralentizando el paso del reloj y quizás llevándose a casa una experiencia que también está llena de mensajes importantes. Todo ello entre colores, sabores y olores olvidados que podremos ayudarle a redescubrir, incluso con una agradable sonrisa.