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¿Dónde está?
Qué es y dónde está
La primera vez que pisé Sant'Angelo in Vado fue casi por casualidad. Un desvío afortunado, un día sin prisas y una buena dosis de curiosidad favorecieron el descubrimiento de este encantador pueblo del alto valle del Metauro, enclavado en un paisaje idílico. Levantada sobre las ruinas de la antigua Tiphernum Metaurense, Sant'Angelo in Vado es una romántica localidad donde historia, cultura, arte, tradiciones y los exquisitos productos de la tierra se funden armoniosamente. Fue una de esas veces en las que sentí que el azar me sonreía.
Por qué es especial
Sant'Angelo in Vado es un pueblo de tesoros ocultos: tras las poderosas puertas de los edificios del centro se esconden maravillosos patios, mientras que las calles del pueblo custodian edificios centenarios, sabios cantores de leyendas y anécdotas remotas. El Palazzo della Ragione (Palacio de la Razón), la Catedral, la Iglesia de Santa Caterina delle Bastarde, la Iglesia de Santa Maria Extra Muros, extramuros de la ciudad, y el Monasterio de los Siervos de María, constituyen un enorme patrimonio histórico-artístico que merece la pena visitar.
Para no perderse
Álamos, sauces, acacias y espinos forman los motivos ornamentales de un telón de fondo paisajístico diseñado para resaltar la cascada de la Cascata del Sasso, de casi 15 metros de altura y considerada entre los riscos más bellos de Italia. Una joya escondida, si no fuera por un pequeño cartel cerca de la zona artesanal de Sant'Angelo in Vado. Así que, cuando llegas allí, parece como si el privilegio de poder disfrutar de tanta belleza te hubiera tocado a ti.
Un poco de historia
De origen medieval, Sant'Angelo in Vado fue desde el siglo IX la capital de Massa Trabaria: una provincia forestal del Estado de la Iglesia. Hacia mediados del siglo XV, pasó a formar parte del Ducado de Urbino y compartió su destino. En 1636, el Papa Urbano VIII eligió la pequeña localidad como ciudad y la ascendió a diócesis. Giuseppe Garibaldi pasó por aquí en 1849, huyendo tras la caída de la República Romana.
Curiosidades
El sombrerero, el herrero, el tonelero o el zapatero: ¿quién se acuerda de ellos? Tradiciones hoy casi perdidas, encuentran refugio en el Museo dei Vecchi Mestieri (Museo de los Antiguos Oficios ), que pretende recuperar y potenciar la identidad cultural de la zona. En el sótano del Palazzo Mercuri se expone documentación de los oficios más importantes, como ebanistería, talla de madera, orfebrería y forja. Un microcosmos bien organizado para contrarrestar el olvido.
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